Giro a la izquierda con posible tropezón

El año termina con la reelección de dos gobiernos de izquierda en América Latina, los de Evo Morales, con el MAS en Bolivia y el 64% de la votación, y de José “Pepe” Mujica, del Frente Amplio en el Uruguay, que ganó en segunda vuelta, continuando el éxito progresista empezado en el período anterior con Tabaré Vásquez.

El giro a la izquierda, iniciado una década atrás, podría tener, sin embargo, un tropezón si se confirma en segunda vuelta el triunfo de Sebastián Piñera en las elecciones chilenas a mediados de enero próximo.
El giro a la izquierda en América Latina, con todos sus matices y contradicciones,  ha expresado en los últimos años lo fundamental de la democratización en la región. Democracia ha dejado de ser, tal como nos lo vendían los institutos y fundaciones del norte, exclusivamente sinónimo de elecciones y derechos civiles, para convertirse además en una bandera de los pueblos para la mejora de sus condiciones de vida. Este cambio en la democracia latinoamericana ha sido el fenómeno político más exitoso de la década y por lo que parece hasta ahora apunta a cambiar la faz de la región en los próximos años. Ha sido, además, un cambio que se ha expresado una y otra vez en mayorías electorales abrumadoras, conformando diversas democracias mayoritarias, la negación práctica de las democracias de élite, usualmente precarias, a las que nos quieren acostumbrar los Estados Unidos y nuestras oligarquías locales.
En el caso de Evo Morales el triunfo es especialmente significativo porque logra los dos tercios en ambas cámaras, gana alguna de las regiones antes rebeldes y aumenta su votación a niveles inusitados hasta en Santa Cruz, núcleo de la oposición. Esta mayoría, 11% superior a la que tuvo hace cuatro años, le da la posibilidad de modificar la Constitución que acaba de aprobarse en acuerdo con la oposición y continuar con el proceso de cambios iniciado en 2005. En el caso de Mujica, con su triunfo se ratifica el excelente desempeño del gobierno de Tabaré Vásquez, quien le entrega la posta a un viejo luchador que expresa con una vida de consecuencia con las ideas de izquierda la continuidad de los cambios iniciados por el Frente Amplio. En ambos casos, además, destaca el excelente estado de la economía de ambos países, otrora el punto flaco de las gestiones izquierdistas. Bolivia, por ejemplo, acumula hoy el nivel más alto de reservas en su historia, lo que le da una solidez financiera de la que jamás había gozado.
El posible tropezón tiene que ver con el desgaste de la coalición de centro izquierda, Concertación por la Democracia en Chile, donde tras veinte años y cuatro gobiernos, podemos observar un conjunto de avances en cuando a la consolidación de la institucionalidad democrática, la estabilidad económica y la extensión de las políticas sociales. Pero, al mismo tiempo, un distanciamiento de la clase política de la población y la desatención de problemas muy serios, que tienen que ver con la aguda desigualdad provocada por las políticas neoliberales persistentes, que se expresan, por ejemplo, en las inequidades del sistema educativo privatizador, que ha motivado muy importantes movimientos de protesta. El triunfo de Piñera en primera vuelta, si bien no le asegura el éxito, lo pone en una situación expectante que requerirá el apoyo masivo de los descontentos progresistas de la Concertación  para que esta no pierda el gobierno. El caso chileno, sin embargo, por los remanentes neoliberales tan importantes que dejaron los últimos gobiernos, quizás si sea el menos emblemático del giro a la izquierda de la última década. Un triunfo derechista, de todas formas, fortalecerá el eje pro yanqui que ya constituyen García en el Perú, Uribe en Colombia y Calderón en México.
Empero, en lo fundamental la tendencia no cambia, la voz cantante la sigue llevando la izquierda y la centro izquierda en América Latina. La lucha contra la desigualdad social, el impulso a la participación democrática, el fortalecimiento del Estado, la construcción de la nación y la autonomía de los Estados Unidos, continúan siendo los temas de la hora. Sólo hay que lamentar que nuestro Perú siga estando a la zaga de la región. Una situación que solo podemos esperar que el próximo gobierno decente que elijamos tenga el coraje de cambiar.

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