2014: Un año de peligros y alternativas

¿Qué nos espera en el 2014? El año que ha terminado marcando en su final la primera mitad del gobierno de Ollanta Humala ha sido testigo de un marcado deterioro de la popularidad gubernamental. Hoy la gestión de Humala tiene menos de la mitad de la aprobación que cuando empezó y bordea, según la empresa encuestadora que se tome, el 25% sino menos de la aprobación ciudadana. En Otra Mirada hemos señalado que esto se debe, como lo dicen los propios sondeos de opinión, a que el Presidente no cumple con lo que promete, abandonó La Gran Transformación, la Hoja de Ruta y casi todo compromiso que le permitió llegar al poder. Pero el caso es que una vez en el poder y abandonada su antigua base política y social tampoco satisface a la nueva, los grandes empresarios y sus allegados, que como es costumbre en el Perú le reclaman y le reclaman, tratando de convertirlo exactamente en un mandatario a su medida. No cuenta, en este sentido, con las habilidades de Alan García, extraordinariamente capaz para ser el Presidente de los ricos y a la vez guardar distancia para hacer de las suyas.

En los últimos días, sin embargo, suponemos que siendo consciente de su debilidad, ha tratado de fortalecerse pasando a la ofensiva en dos terrenos que conoce: el familiar-partidario y el Ejército Peruano. En el primero con el nombramiento de su esposa, Nadine Heredia, como Presidenta del Partido Nacionalista. En el segundo, promoviendo, no sabemos si por voluntad propia o por presiones de la institución, que el Ejército retome el control del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y por esa vía de las operaciones en el VRAE. En el primer caso insiste en la proyección de su esposa para tener futuro político, es un campo minado tanto legal como políticamente, pero con la designación nos indica que al menos le gustan estos riesgos. Por otra parte, Nadine en el nuevo puesto seguro que no lo hará mal, pero le dará harta carne a los leones y no sabemos que en Palacio haya algún domador de leones.

La ofensiva con el Ejército era previsible, desmantelado en otros ámbitos le queda su institución. El problema es que no sabemos quién manda a quién. Esta interrogante recién la podremos develar en los próximos meses. Por ahora estamos en el mientras tanto y mientras tanto pueden suceder muchas cosas en ámbitos delicados como el VRAE o el asunto López Meneses y el control del uso de la fuerza va a resultar fundamental.

Una iniciativa interesante ha sido el apoyo presidencial reiterado al debate sobre la concentración de medios que se da en estos días. Una prueba de que Humala está hablando en serio podría ser que no retroceda frente a los periodicazos que ya empezaron los medios del grupo El Comercio y que prometen una campaña nutrida este verano. El punto, vital para la democracia, puede ser una buena manera de encontrar un poco de aire nuevo en medio de la ofensiva disciplinadora del Apra y el fujimorismo. Es posible hacerlo porque por primera vez en mucho tiempo el frente neoliberal se encuentra dividido entre la DBA, una vez más mostrando sus fauces, y los que apoyan el modelo pero respaldan también los cauces democráticos. Se podría dar un reagrupamiento de fuerzas en los que sectores democráticos de derecha, centro e izquierda, se enfrenten al monopolio mediático y den una batalla exitosa. Ojalá que Ollanta Humala tenga la suficiente habilidad y coraje para ubicarse en esta batalla y no afloje como lo hemos visto casi siempre en tiempos recientes.

Queda por comentar nomás esta confianza en la política de las alturas y las personas para promover agendas y alcanzar objetivos que es la que domina el escenario. La derecha tiene todas sus esperanzas en que a García no lo inhabiliten o que Fujimori quede lo más cerca posible de la calle para así favorecer a su hija Keiko. Su programa para el país son ambiciones personales ya que lo demás parecen tenerlo asegurado. No se establece todavía una política diferente que surja de los reclamos sociales y se exprese en nuevas y mejores ideas. Una política distinta que se encarne después y no antes para que sea creíble a los ciudadanos. El año 2014 puede ser definitivo tanto para que se definen las personas que defienden el modelo como para que aparezca una alternativa.

¿Por qué viviremos entonces en peligro? Porque las aguas procelosas causadas por personajes que “van por todo”, además de una recargada y olvidada agenda social, pueden convertirse en una mezcla explosiva si es que no se manejan a tiempo los conflictos y no se defiende adecuadamente la democracia, satisfaciendo las necesidades y no reprimiéndolas, para que las instituciones se fortalezcan y no gane terreno una tentación autoritaria.

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