Un puñado de parlamentarios contra Dilma, presidenta elegida con 54 millones de votos

Por: 

Aída García Naranjo Morales

En Brasil se ha cometido un golpe parlamentario contra Dilma Rouseff, contra el Partido de los Trabajadores, contra el pueblo y en contra de la democracia de las urnas que votó por ella como Presidenta,  siendo ella la mujer que ha recibido más votos en el mundo: 54 millones de votos. Fue la primera mujer electa a la presidencia de Brasil, elección que ganó con el 56% de los votos en el 2011 iniciando así su primer mandato. 

El 1° de enero del 2015 me tocó acudir a su asunción de mando en Brasilia y ser testigo del masivo apoyo a Rousseff, con motivo de su reelección para un segundo mandato. 

Con el golpe parlamentario, por el voto de 55 senadores de un total de 81, quienes votaron por el juicio político a la legítima presidenta de Brasil, lo que se busca es desmantelar las reformas impulsadas por el PT y bloquear los procesos de integración de nuestra patria grande, que es Unasur, y a las asociaciones multilaterales que, como el Mercosur, Aladi, Celac y los Brics; representan una apuesta de los pueblos por un mundo multipolar, diferente a una hegemonía unilateral. El reto de nuestras naciones es fortalecer la unidad en la diversidad, en una perspectiva convergente. 

Dilma es símbolo de la renovación y ella está a la cabeza de este impulso integrador, frente al cual hoy la restauración conservadora busca imponerse en nuestro continente y quiere truncar. Pero nuestros pueblos rechazarán este golpe en el mundo entero a diferencia de las autocracias, que pretenden regresar a una región que hoy es diferente porque cuenta con valores e intereses comunes como el respeto por la democracia, la paz y los derechos humanos.

Dilma y Brasil representan un mayor protagonismo latinoamericano en momentos en que están en pugna cambios muy fuertes en la arena internacional y debemos apostar por construir una agenda democrática y de respeto a la voluntad popular, que contribuya al desarrollo de América Latina y al bienestar de nuestros pueblos.

La reacción internacional no se ha hecho esperar y el Secretario General de la ONU manifestó tener confianza en que las autoridades del país honrarán los procesos democráticos. Por su parte el Secretario General de Unasur señaló que una destitución de Rousseff significaría una ruptura del orden democrático en Brasil, 

Los corruptos, es decir, un puñado en el Congreso, querían asaltar ilegalmente el poder que no pudieron obtener en las urnas en las tres últimas elecciones en que ganó el PT, procesos que más bien dieron el triunfo masivo a Dilma en las elecciones realizadas en Brasil en el 2014. El mandato de presidenta reelecta por el voto popular debía extenderse hasta diciembre del 2018 y ahora ha sido suspendida por 180 días, tiempo en el cual será sometida a un juicio político. 

América se ubica entre el temor y la indignación, como titularon varios periódicos, dado que el gigante Brasil está en la mira del mundo por su frágil situación política, con una población que no encuentra en esta medida una solución a la crisis actual. El continente se mostró hoy temeroso por la inestabilidad que esta decisión parlamentaria podría generar en la región. 

Solo serán necesarios los votos de 54 senadores para que proceda la destitución de Dilma, quien ha sido elegida por 54 millones de ciudadanos. 

Dilma debe volver, luego de este arbitrario proceso, para culminar su mandato de elección legítima, democrática y popular.

Rechazamos el gabinete patriarcal de 100 % de varones designado por Michel Temer, quien luego de asumir la presidencia interina designó a 21 de sus ministros, todos hombres, un gabinete cien por ciento masculino, símbolo de una propuesta excluyente, autoritaria y antidemocrática que no considera a las mujeres brasileras en su derecho a la participación política en los altos cargos de poder decisorio, ni a la población negra de Brasil, todos son hombres blancos. 

A ello hay que dejar señalado que algunos nuevos ministros del gabinete son negociadores, no están libres de escándalos en la escena política y tres de ellos están implicados en la pesquisa por corrupción al interior de Petrobras, añadiendo con ello una dosis de impunidad en parte del actual equipo gobernante. 

Rechazamos el cierre de los ministerios de las Mujeres, Igualdad Racial y Derechos Humanos; de Cultura, de Comunicaciones y el de Desarrollo Agrario; hecho que atenta contra los derechos de brasileños y brasileñas y pone en peligro conquistas sociales que han sacado de la pobreza a millones de brasileros.  Esto pone en riesgo las conquistas políticas, sociales y ciudadanas de la última década y media en el gigante sudamericano. Es grave el primer anuncio del gobierno del despido masivo y sin  precedentes de funcionarios públicos.

Lo que no es bueno para la democracia, no será bueno para las mujeres ni las mayorías en el Brasil. ¡Dilma y el PT volverán, convertidos en millones!     

(*) Ex ministra de la Mujer, ex Embajadora de Perú en Uruguay y Representante permanente de Perú ante MERCOSUR y ALADI

 

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