Salud privada llena de sospechas

Recientemente, ESSALUD ha otorgado en concesión dos hospitales, uno en el Callao y otro en Villa María del Triunfo. El argumento para realizar esta concesión bajo la figura de “Asociaciones Público-Privadas” (APP) es que el Estado no cuenta con el dinero para invertir en la construcción de estos hospitales.

Sin embargo, si se revisan los contratos de ambas concesiones notaremos que a la larga el Estado termina pagando bastante más y que, además,  la inversión de la empresa privada tiene garantías de todo tipo por parte del Estado. ¿Qué está pasando?
 
La figura de las APP es una modalidad de participación de la inversión privada para desarrollar infraestructura pública o proveer servicios públicos. Las APP pueden ser de dos tipos, pero el modelo utilizado en la concesión de estos dos hospitales es el de “iniciativa privada”. En este modelo, una empresa privada presenta su propuesta al Estado para asumir determinado tema en un sector público. Luego de presentada la propuesta pueden competir otros privados; sin embargo, como es obvio, la empresa que propuso su iniciativa ofrecerá asuntos que otras no podrán ofrecer para así eliminar su competencia. Pero además, la empresa original tiene como ventaja un porcentaje de puntos adicionales en el concurso. Aún así, esto no es lo peor.
 
Es cierto que las empresas privadas pueden realizar algunas actividades mejor que el Estado, pero recordemos que la salud es un bien público que el Estado está en la obligación de dar.  Además, el sector salud resulta complejo por la cantidad de variables a considerar en el servicio. En este sentido, preocupa que ESSALUD pretenda entregar a empresas privadas no solo la infraestructura, los equipos y dirección de los hospitales, sino también los servicios de salud. Vale decir, lo único que no será privado es el pago pues quien paga es ESSALUD o sea, nosotros. El detalle está en que, como afirma Pedro Francke¹ en ningún país de América Latina se han realizado concesiones de esta manera. Incluso en Europa (Inglaterra y Francia) solo se han concesionado la construcción, el mantenimiento e incluso los servicios básicos de algunos hospitales, pero nunca se han privatizado los servicios médicos. ¿Por qué nosotros hacemos esta concesión tan particular?
 
Pero todavía hay más. El contrato para estas concesiones es sumamente oneroso. Bajo esta modalidad, un hospital que cuesta aproximadamente 50 millones de soles, terminará costándole al Estado 108 millones de soles. Por otro lado, cabe resaltar que lo que cuesta cada asegurado al Estado anualmente es un aproximado de 647 nuevos soles, pero a los concesionarios se les pagará un aproximado de 989 nuevos soles anuales. O sea, al privado le pago más ¿por qué?
 
Estas concesiones presentan sospechas en muchas aristas que abordaremos en futuros infodiarios. ¿A quién se busca beneficiar? Esta pregunta resulta pertinente, teniendo en cuenta no solo que entre los petroaudios encontrados hace dos años se evidenciaron conversaciones entre Fortunato Canaán, Rómulo León y Hernán Garrido Lecca para un probable faenón con hospitales. Curiosamente, la empresa BM3 (incluida en estos dos contratos) está vinculada a Fortunato Canaán. ¿Casualidad?

 
¹ Pedro Francke Privatizando hospitales a la mala en “Hildebrandt en sus trece” 18/06/2010

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