Perú Libre resiste la guerra de los latifundios mediáticos

Por: 

Róger Rumrrill

Era previsible que la implacable y feroz guerra de la prensa caníbal contra Pedro Castillo, el candidato de Perú Libre, alcanzaría su mayor violencia en la medida que el candidato del cambio y la transformación seguiría subiendo en las encuestas y se aproximara el decisivo 6 de junio, el día de las elecciones presidenciales.

También era de prever que en la lógica de la guerra sucia de la ultraderecha no se descartaba el uso de la violencia y la muerte como arma de destrucción política. Es lo que acaba de ocurrir en el VRAEM, con un costó trágico de 16 peruanos muertos. El fujimorismo y sus camaleónicos secuaces están lanzando una andanada de fake news, post verdades, verdades alternativas, como llamaba Donald Trump a sus mentiras, asociando este hecho sangriento con el izquierdista candidato de Perú Libre.

Aunque al parecer, de acuerdo a las reacciones críticas del pueblo peruano y al continuo ascenso de Castillo, el tiro le salió por la culata al partido de la necropolítica. Porque como señala Ignacio Ramonet, el famoso especialista en comunicación, cuando la gente descubre que la “verdad se ha diluido” con las falacias de la dictadura de los medios, la ciudadanía dejar de creer en esa prensa tarifada.

Los defensores de la “libertad de prensa”

En esta tercera década del siglo XXI, la mayoría de los medios de prensa, además de Google, Apple, Facebook, Amazon y las redes, funcionan como grandes megalatifundios mediáticos, como los define Ignacio Ramonet, son,  como las corporaciones farmacéuticas que ahora trafican con las vacunas sin importarles un bledo la muerte de millones de seres humanos, las petroleras, gasíferas y  otras multinacionales que dominan no solo la economía mundial; también manipulan el pensamiento, los gustos, las costumbres, nuestras tendencias políticas. Saben mucho más de nosotros que nosotros mismos sobre nosotros. Estos megalatifundios mediáticos eligen los presidentes en la mayoría de los casos en un sistema democrático mundial que hace agua por todas partes.  

Son como esos enormes oligopolios y monopolios que repiten la cantilena y la monserga de la libertad de mercado, un mercado que esos poderes fácticos controlan con mano de hierro. Esos megalatifundios mediáticos que han desatado la feroz guerra sucia contra Perú Libre y Pedro Castillo, después del 6 de junio, pondrán el grito en el cielo y clamarán a los cuatro vientos por una libertad de prensa que jamás ellos han respetado ni un pelo.

“Se comprende por todo ello-decía el célebre periodista polaco Ryszard Kapuscinsky-que cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de tener importancia”.