Nicolás Lynch
Estamos ante un panorama electoral tupido, con numerosos candidatos, casi todos defensores del orden establecido y con una pobre discusión programática. La situación, sin embargo, no es la de los últimos veinte años, cuando los candidatos tenían que dar examen de neoliberalismo en los principales medios de comunicación y los que no pasaban la prueba eran descartados o sometidos a una guerra total.