El desastre del Estado

Por: 

Jorge Pizarro

Los desastres no son naturales. A los fenómenos socioambientales la acción humana los enfrenta, a través del Estado, y no tienen por qué producir -necesariamente- desastres, muertes ni pérdidas materiales. No son naturales el padecimiento de anemias, desnutrición, muerte por frío, cuando en otros países con más bajas temperaturas, nadie se muere, porque el Estado provee de calefacción a gas natural; somos el país con la más alta cantidad de muertes por millón de habitantes en el mundo por la pandemia del Covid 19.

No es natural no tener oxígeno o tenerlo a elevados precios; con una salud privatizada y monopolios farmacéuticos. La infraestructura de “el puente no se cae… se derrumba” de la gente del ex alcalde Castañeda, funcionarios corruptos hasta la saciedad, no son accidentes naturales. 

Así como la pandemia desnudó al Estado excluyente; el ciclón Yaku vuelve a desnudar a Estado indolente, perdido en palabras demagógicas, en el espectáculo para la foto; la salida vía un proyecto de ley, propuesta por el Poder Ejecutivo, para la creación de la Autoridad Nacional de Infraestructura, es otra burla. Semejante a la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios, a quien la Contraloría General de la República halló responsabilidad penal y civil en más de 840 funcionarios. 

Dina Boluarte y José Williams arman la componenda para que un grupo hipercentralista decida sobre la infraestructura nacional, en la oscuridad, sin la participación de la ciudadanía vigilante ni los municipios ni regiones; y no existen aún el gobierno digital para observar todo el proceso. En nuestro país no existe planificación alguna, ni para desastres ni para nada, y las pautas generales solo establecen prebendas para el sector privado

La ciudadanía organizada debe participar como actor y como vigilancia en todos estos procesos. 

La pandemia desnudó al Estado excluyente; el ciclón Yaku vuelve a desnudar a Estado indolente; la salida para la creación de la Autoridad Nacional de Infraestructura, es otra burla.

Publicado en Diario Uno