Vacío de poder, soledad y tentación autoritaria

Por los sucesos de los últimos días diera la impresión de que entramos en el país en un escenario de crisis de liderazgo, con el consecuente vacío de poder y una probable tentación autoritaria. Luego del temprano apronte entre los diversos pre- candidatos para el 2016: Alan, Nadine, Toledo y Keiko; más o menos todos salen dañados, unos magullados en diferente grado y otros definitivamente anulados.  Queda, en la derecha, Lourdes Flores, que ve desde el balcón el acuchillamiento y reclama moderación y, una posible alternativa de izquierda de la que solo tenemos el nombre provisional: Frente Amplio.

Las razones de este temprano descarte son buenas: acusaciones de corrupción contra Toledo, Alan y Keiko, que podrían dañar muy seriamente sobre todo a los dos primeros y serias incompatibilidades éticas y legales en el caso de Nadine Heredia. El problema es que en ninguna de las formaciones políticas de las que vienen estos líderes se ven potenciales candidatos de recambio, por lo que nos acercamos, peligrosamente, a una crisis de liderazgo que se podría traducir en un vacío de poder. Este proceso es especialmente preocupante en el ámbito del oficialismo donde no se ven reemplazos para Nadine Heredia ni voluntad de que ellos existan.  Pero, además, esta crisis se observa en el creciente aislamiento presidencial. Un Ollanta Humala que no termina de amistarse con los empresarios y, a la vez, rompe cualquier probable palito con la izquierda. Sólo le quedan los brazos de Miguel Castilla, Ministro de Economía y Finanzas, o de cualquier otro eventual ocupante de esa cartera, para mantenerse tercamente en la continuidad neoliberal.

El aislamiento presidencial sumado a la crisis de liderazgo en los otros partidos de derecha nos dice, para empezar, de la debilidad de nuestra democracia que no se basa en partidos establecidos sino en caudillos que a lo sumo tienen séquitos  incapaces de dar la talla del líder. Pero también nos llama la atención sobre un potencial vacío de poder que puede dar lugar a una tentación autoritaria. Sino un golpe o autogolpe de Estado, para los cuales las condiciones estructurales suelen ser más difíciles, si el gobierno abierto de los poderes fácticos tradicionales: tecnócratas, grandes empresarios y militares, que en distinto orden y proporción pasen del control soterrado y lobista del poder político que tienen hoy al dictado abierto de la decisión cotidiana. Humala no parece ser un obstáculo para una transición de este tipo y más bien, por su educación castrense podría gustarle y, lo que es peor, seguir creyendo que tiene el control de la situación.

Desde la derecha ¿quién podría oponerse a esta deriva autoritaria?  Alguien que ya está en la palestra como Lourdes Flores, aunque por sus repetidas derrotas electorales no cuente con mucho respaldo entre “los grandes” que toman las decisiones importantes. La otra es Beatriz Merino, aunque todavía no se decide si continuar con su carrera de lobista o regresar a la política. En la izquierda queda el Frente Amplio y su apuesta por crear una institucionalidad que produzca un nuevo liderazgo. La apuesta es loable, sin embargo, no sabemos si los tiempos de la nueva construcción política coincidirán con los del acelerado tiempo nacional.

En todo caso, es muy preocupante el vacío que parece abrirse y los pocos elementos con los que cuenta la democracia peruana para atajar las tentaciones del poder total y la represión consecuente que tienen algunos. Durmamos con los ojos abiertos.

 

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
Esta pregunta se hace para comprobar que es usted es o no una persona real e impedir el envío automatizado de mensajes basura.
Image CAPTCHA
Enter the characters shown in the image.