Una gracia al autoritarismo con agenda oculta

Durante los últimos días la agenda política ha estado marcada por el pedido de la familia Fujimori solicitando el indulto del condenado Alberto Fujimori. Ayer, este pedido se concretó con la presentación de un documento en el Ministerio de Justicia, luego de una semana donde diversos actores políticos, medios de comunicación y actores sociales se pronunciaron frente a este hecho. 

Antes de examinar el pedido de la familia del condenado Fujimori, el Presidente Humala debería prestar atención a algunos datos de la coyuntura política que demostrarían una campaña política orquestada desde sectores de la derecha conservadora que tirarían por tierra la idea del carácter “humanitario” del pretendido indulto.

El primero de estos datos, es una reciente encuesta realizada en Lima que planteando una pregunta tendenciosa busca construir una opinión pública mayoritaria a favor del indulto. 

Esta manipulación da como resultado a un 70% que respaldaría un indulto en caso de que Alberto Fujimori padeciera de una enfermedad terminal cuando, según su propia versión, así como de sus familiares directos y de sus médicos tratantes sabemos que no es la actual situación. La manipulación de encuestas forma parte del viejo repertorio de una derecha dispuesta a defender la libertad del expresidente a cualquier costo, incluida la mentira. 

Otro de los datos a tomar en cuenta, es el intento de diversos sectores políticos por construir una falsa polarización. Se busca crear la sensación de un Perú al borde de una confrontación entre democracia y terrorismo. Como si hubiéramos retornado a los años 1990-1992.  Este es el manto tras el cual se barajan diversas formulas autoritarias, entre ellas la de un acercamiento entre el fujimorismo y el gobierno de Humala, no solo para el indulto sino para la gobernabilidad.

La lucha contra la dictadura fujimorista forjó una amplia coalición política y social que permitió la caída del régimen. En el año 2011 un amplio sector de la sociedad peruana votó por cambios sustanciales que afirmaran una democracia más inclusiva, rechazando el regreso a la oscura década de los 90 que representaba la candidatura de Keiko Fujimori. Esta amplia coalición de fuerzas políticas, sociales, del movimiento de derechos humanos, de gremios, entre otros apoyó decididamente a la victoria final del hoy Presidente Humala. 

Frente a un indulto que se pretende humanitario - sin tomar en cuenta otros cientos de casos más graves en las prisiones -  se alza una preocupante posibilidad, un indulto que sirva como moneda de cambio entre fuerzas políticas. Con ello el Presidente no solo terminaría de sepultar las promesas de cambio que enarboló, sino que rompería el dique social y político que ha evitado el regreso de la mafia fujimorista.

Cabe señalar, además, que de concederse el indulto el presidente Ollanta Humala perdería no sólo el respaldo popular de quienes lo apoyaron durante la campaña electoral y que, pese a sus continuos “reajustes” respecto a su discurso inicial, no le han perdido la fe; sino también el soporte de diversas fuerzas que afirman la institucionalidad democrática de nuestro país. ¿Acaso forzar un viraje autoritario no es la intención política detrás de este pedido?  De esta manera,  el presidente Humala y su gobierno, quedaría a merced de aquellos grupos que hicieron hasta lo imposible por evitar su elección.

 

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