Turismo: del extractivismo a la diversificación

Por: 

Pedro Francke

El Perú necesita diversificar y complejizar su economía, para lo cual debe promover sectores que tengan eslabonamientos con diversas ramas de la producción nacional, generen cambio tecnológico y creen masivamente empleo de manera descentralizada. La industria, la agroindustria y los servicios de mediano y alto valor agregado (como las nuevas tecnologías de información y comunicación) son algunas de las actividades importantes en este sentido.

El Perú también tiene grandes oportunidades económicas en el turismo que recién está empezando a aprovechar. Lamentablemente, el turismo está poco promovido por el estado en relación a otros sectores como la minería. Así, nuestro turismo está subdesarrollado, perdiéndose oportunidades para generar empleos para muchos peruanos.

La clave para un desarrollo turístico está en la diversificación. Durante décadas, nuestra industria turística ha estado hiperconcentrada en la explotación de un recurso: Machu Picchu. Aunque no sea un recurso que pueda llamarse natural, con Machu Picchu sucede algo parecido a lo que pasa con la minería: predominan las rentas monopólica aprovechadas por pocas empresas, como el único hotel al costado de la ciudadela y el tren privatizado a un monopolio, que abusan de turistas extranjeros y nacionales cobrando tarifas exorbitantes. Todo en beneficio de empresas trasnacionales, no de los peruanos. 

Machu Picchu es en realidad un recurso que no puede llamarse estrictamente renovable, pues no se renueva. No es tampoco un recurso agotable. Pero hoy corre el riesgo de serio deterioro por su sobreexplotación.

La clave para el desarrollo y la sostenibilidad del sector está en la diversificación de la oferta turística peruana. En Cusco, ésta ha avanzado bastante, con la puesta en valor de nuevos sitios arqueológicos y coloniales, turismo cultural, turismo de aventura, gastronomía, etc. Aunque se genera empleo, todavía los beneficios de este desarrollo están bastante concentrados, y hay mucho más por hacer fuera de la ciudad, en sus provincias.

Pero el Perú puede y debe desarrollar muchos más circuitos turísticos y formas de turismo. Visitar Kuélap, por ejemplo, sigue siendo ajeno a muchos turistas por el difícil transporte, al no haber aun vuelos comerciales a Chachapoyas: ¡que está esperando el gobierno para dar solución a este problema! Una infraestructura básica es fundamental para el turismo como lo es para la agricultura y la industria.

La lista de atractivos y formas de turismo potenciales en el Perú es mucha. Ahí están la gastronomía, las fiestas, la biodiversidad, las aves y mariposas, las montañas, el bosque amazónico, la cultura de los pueblos originarios, así como un buen número de otros lugares arqueológicos y coloniales muy atractivos. Este desarrollo turístico tiene que buscar crear mayor valor, buscando nichos de mercado, vinculándose entre sí y articulando circuitos turísticos, y  generando eslabonamientos con sectores de conocimiento como la biología, la historia, la antropología y la arqueología. Estas disciplinas pueden dar sustento al turismo, sentando bases para nuevos lugares de interés de visitantes nacionales y extranjeros, y para que quienes vienen a nuestro país no solamente vean sino que conozcan con mayor profundidad nuestro país.

Debemos cambiar el modelo primario-exportador que tenemos por uno de servicios diversificados, vinculado al mundo de manera sostenible. Una forma de hacerlo es promocionando un turismo sostenible y diverso, vinculado a las regiones y comunidades en las que se basa, y que se apoye y contribuya al conocimiento científico de nuestra propia realidad, nuestra geografía y nuestra historia.

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