Nuevo pacto económico

Por: 

Carlos Bedoya

Al margen del debate público entre economistas neoliberales sobre quien tiene la culpa de la desaceleración peruana, no hay desde ese campo ideológico-político una propuesta concreta para salir del bajón económico y al mismo tiempo transformar la estructura productiva nacional para no depender tanto de los ciclos de los precios de las materias primas.

Ni el actual ministro Alonso Segura, ni sus supuestos detractores como el exministro Luis Carranza plantean cómo mejorar la demanda interna, qué es el mayor problema que nos está trayendo este nuevo momento de declive. Y si bien los sectores extractivos como Minería y Pesca están mejor que el año pasado, estamos muy mal en Manufactura, Construcción y otros sectores más relacionados con la creación de empleo. Y eso de que esto se resuelve con la reducción del impuesto a la renta o del IGV, como propone PPK, es francamente absurdo y solo se entiende en medio de propuestas populistas en miras de las elecciones del próximo año. 

Lo cierto es que nos vamos a un escenario de inflación, caída de reservas internacionales, bajo crecimiento, salida de capitales y devaluación de la moneda. Y con ese nuevo panorama  ya no se pueden aplicar las misma políticas fiscales y monetarias que el MEF y el Banco Central han venido sosteniendo a lo piloto automático durante el periodo de boom de precios de los metales.

Ya no se puede decir como afirma el representante residente del Fondo Monetario Internacional (FMI) en el Perú, Alejandro Santos, que tenemos que seguir con las mismas políticas que se aplicaron desde los noventa para convertirnos en un Canadá o Australia, en la onda de que los países que exportan materias primas tienen un horizonte de desarrollo.

Santos, que es mexicano de origen, expresa todo ese pensamiento económico que debemos desterrar del país y de ahí que está a tono con el MEF peruano. Pero dadas las circunstancias, bien haría el FMI en poner un funcionario en el Perú que esté más en la línea de Olivier Blanchard, jefe economista del Fondo que ha criticado los resultados de las políticas de crecimiento que generan concentración del ingreso. Y no es que se necesite tener asesores del FMI, que ya sabemos que defienden a raja tabla cosas como la austeridad que tanto daño han hecho a Europa recientemente, sino que siendo una de las instituciones que influencian al MEF y al BCR, podríamos aprovechar mejor toda la parte de monitoreo de la economía global que hace el Fondo.

Sin embargo, lo que en realidad necesitamos es un nuevo pacto económico (a lo New Deal norteamericano de los treinta). Una agresiva política de inversión en infraestructura, calificación, tecnología y financiamiento para el sector productivo pero para el caso peruano, en un marco de consensos salariales, sociales y ambientales que nos ponga en los rieles de un proyecto nacional de largo aliento.
 

 

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