Las elecciones en Urubamba

Por: 

Pedro Francke

Las elecciones en Urubamba han dado como ganador a Humberto Huamán de Tierra y Libertad. Pero la lista que ha quedado segunda (de Acción Popular) ha desatado una guerra en contra, primero con turbas que amenazaron con tomar el local de la ONPE y el de Tierra y Libertad y, lo que es más preocupante, en los últimos días con una serie de ataques racistas en redes y radios.

El racismo no tiene argumentos, pero los sentimientos primarios que se mueven detrás de esta campaña se basan en el hecho de que Humberto Huamán es oriundo y ha sido alcalde de Chinchero, un distrito de la provincia de Urubamba ubicado en la altura, a diferencia de la capital Urubamba y otros pueblos que se ubican en el valle. El valle de Urubamba está muy conectado a la capital, no solo de Cusco, sino incluso a Lima: su maíz llega hasta los mercados de exportación y varias familias “de apellido” tienen sus casas de campo allí o se casan en este bello lugar. Mientras tanto, Chinchero es una zona quechua de campesinos con productos de altura. Es en base a esta diferencia que en Urubamba se han lanzado una serie de ataques racistas, indicando que “no se puede aceptar ser gobernados por unos chutos”. Inaceptable. Una pena que un partido como Acción Popular pueda estar apañando estos ataques.

Como se trata de Tierra y Libertad, otros argumentos han salido a relucir. Se acusa al alcalde de corrupto, pero se oculta que las acusaciones que lo han llevado a la justicia se deben a que, siendo alcalde de Chinchero, estableció una antena de tecnología adaptada para repetir la señal de TV que de otra manera su pueblo no podía ver, lo que dicen es “delito contra el patrimonio”. Decenas, cientos de alcaldes rurales han hecho eso mismo tratando de llevar progreso a sus comunidades y lograr esa conexión que, según en destacado estudio de Richard Webb, está a la base del “despegue rural”.

También se quiere señalar el hecho de que siendo presidente de la comunidad campesina de Chinchero negoció exitosamente la venta de las tierras de la comunidad para el futuro aeropuerto, consiguiendo 200 millones de soles para los campesinos de su zona. Aunque se quiere presentar esto como algo malo, por el contrario, lo que indica es su capacidad de negociación en defensa de los intereses de su pueblo.

Conocí Chinchero de niño, en los años 60, cuando todavía su mercado era de trueque; hasta ahora me parece uno de los distritos más bonitos del Perú con su iglesia, su gran plaza y sus ruinas incaicas al costado. Pero lo más admirable era y es su gente. Hoy deben estar muy orgullosos de que uno de ellos sea alcalde de Urubamba, por decisión popular de sus ciudadanos. Ni un racismo de matriz colonialista, ni las reacciones antidemocráticas de quienes hoy se asustan de los pueblos que defienden su ambiente y su agua, podrán quitárselo.

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