Las Américas sin cumbre

Por: 

Isaac Biggio

La cumbre número ocho a realizarse en Perú los días 13 y 14 de abril, corre el riesgo de no realizarse debido a faltas diplomáticas de parte de su anfitrión. Fueron 35 Estados quienes participaron en la Cumbre de las Américas hace tres años en Panamá. En ese momento se contaba con un gobierno estadounidense que buscaba la reconciliación con “los gobiernos socialistas” de América Latina. 

La orientación diplomática ha cambiado, el gobierno de Trump inició con una clara arremetida hacia los gobiernos de América Latina. A esto se suma la creación y consecutivos comunicados del Grupo de Lima, que está dispuesto a romper las relaciones diplomáticas con aquellos a quienes consideren gobiernos dictatoriales. 

La primera Cumbre de las Américas se dio en Miami (Estados Unidos) en diciembre del 2004, su anfitrión la impulsó para sentar las bases del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA). El contexto de aquel entonces tuvo como principal característica la hegemonía norteamericana, que fue consecuencia de la victoria en la Guerra Fría sobre el bloque socialista soviético.  

La alianza estratégica de Cuba y Venezuela bajo el gobierno chavista, junto a otros países hicieron frente al ALCA que finalmente no prosperó.  La Alternativa Bolivariana de Nuestra América (ALBA), llegó a contar con el apoyo de 13 países (más de la tercera parte de la Cumbre), además gestó el Mercado del Sur (Mercosur) y la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR). 

Hoy, Venezuela con Maduro de presidente es protagonista de la primera exclusión de la Cumbre acusándosele de la violación de derechos humanos y autoritarismo. Mientras tanto Washington promueve un golpe para destituir al “socialismo bolivariano”, que promovió la caída del ALCA. 

Las normas diplomáticas obligan a los países anfitriones a brindar todas las medidas de seguridad a los gobernantes cuyos países son parte de alianzas internaciones, bajo un acuerdo de no injerencia sobre la soberanía nacional de cada país. Así EEUU recibe en Nueva York a varios enemigos suyos, en la sede de las Naciones Unidas. 

No obstante el presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski ha decidido irrogarse en las normas y opta por no permitirle el ingreso a Venezuela. La repercusión de esta decisión puede desembocar en una fractura en la Organización de Estados Americanos (OEA). A la vez puede conducir a un “cambio de régimen” en Venezuela a partir de un golpe castrense con intervención extranjera. 

El “Grupo de Lima” (GL) creado el 8 de agosto pasado, está compuesto por cuatro países que ostentan poder económico y territorial (Canadá, Brasil, México y Argentina). Desde su primera declaración el GL rechazó el gobierno de Nicolás Maduro acusándolo de producir una crisis humanitaria descomunal y la persecución política de sus adversarios (Henrique Capriles y Antonio Ledezma particularmente). 

Los países miembros de la cumbre se encuentran distanciados en dos bloques, el Grupo de Lima y ALBA. Aunque existen diferentes matices al interior de esta separación. Por ejemplo no todos los países miembros del GL avalan la decisión de dejar fuera de la cumbre a Venezuela. Solo la cancillería peruana dice que usará la fuerza militar para impedir el ingreso de Maduro al Perú.  

La respuesta de Maduro fue contundente, al respecto de su veto a la Cumbre dijo “¿Me tienen miedo? ¿No me quieren ver en Lima? Me van a ver porque llueva, truene o relampaguee, por tierra o mar, llegaré a la Cumbre de las Américas”. Con estas declaraciones se inició una ida y vuelta de declaraciones entre el Perú y Venezuela. La primera ministra peruana Mercedes Aráoz dijo “Un jefe de Estado no llega a un país sin una invitación, entonces él no puede llegar a pisar suelo peruano sin una invitación”. Después la ministra advirtió la intervención de las fuerzas armadas para impedir el arribo del presidente venezolano. 

Al parecer los dos presidentes (el de Perú y Venezuela) están buscando sacar provecho de la situación. Maduro tiene la estrategia de seguir alineándose a la izquierda venezolana avivando el fuego del nacionalismo y el antiimperialismo, acusando a otros mandatarios integrantes de la Cumbre de no ser legítimamente elegidos, tal es el caso de Michel Temer; además de señalar a Washington como autor de golpes de Estado en los casos de Paraguay y Honduras. 

En tanto la estrategia de Kuczynski es reunir a la derecha y centro peruanos en contra de la dictadura de Maduro, esto para estabilizar su gobierno que se encuentra en caída libre desde que inició el año 2016. Similar estrategia usó el ex presidente Alan García en la segunda vuelta presidencial en 2006, donde se llamó a la unidad en contra de “injerencia venezolana” que representaba su adversario. 

El presidente Kuczynski, quien logró ganar en 2016 gracias a los votos prestados del centro y la izquierda peruana, hoy facilita el ingreso de venezolanos para tener una masa laboral dispuesta a trabajar por menos dinero y casi sin ningún derecho laboral. Con esto busca polarizar relaciones con la izquierda peruana, quienes no sientan clara posición al respecto del gobierno venezolano y a quienes el gobernante considera su principal enemigo político. 

Existen posibles escenarios para la Cumbre de las Américas. No invitar a Maduro puede producir serias críticas de parte de otros países que conforman el ALBA, bastaría que uno de los presidentes que están dentro de la Alternativa Bolivariana decida no asistir a la reunión para que otros países que conforman la Cumbre intervengan en la decisión del GL y finalmente Kuczynski dé un paso al costado; lo cual agravaría su inestable gobierno. 

Por otro lado la alianza entre el gobierno de Trump y Kuczynski para impedir las elecciones a desarrollarse en mayo de este año, inclusive con una intervención militar, puede obligar a Maduro a hacer algunas concesiones al bloque liderado por EEUU. 

De otro lado,  también está abierta la posibilidad de una victoria para Maduro quien puede sacar provecho de esta situación de polarización dentro de Venezuela, esto sumado a que la oposición venezolana no cuenta con una alternativa carismática para que compita en elecciones garantizaría la representación de Maduro en la Cumbre. Finalmente el arribo de Maduro al Perú sin permitírsele el acceso puede desmoronar la Cumbre de abril. 

El artículo completo, puede ser leído aquí

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