La ultraderecha logra escaños en España, ¿qué excepcionalidad nos queda?

Por: 

Laura Arroyo Gárate

En el artículo titulado “Fin de la excepción Española” hablaba, bajo ese título provocador, de la ventana de oportunidad que se abría para las derechas en la misma España que en 2011 consiguió abrirla para las izquierdas. Explicaba la tentación electoral en la que cayeron el Partido Popular (PP) y Ciudadanos (Cs) por utilizar dicha ventana de oportunidad moviendo sus estrategias políticas y discursivas hacia el extremo derecho del tablero político. Sólo entendiendo este desplazamiento del tablero como consecuencia del tacticismo electoral de estas fuerzas de derecha, se pueden entender también los 12 escaños que este domingo han alcanzado los de VOX, la fuerza de ultra derecha en España. ¿Confirmamos entonces que se acabó la excepcionalidad española? 

El domingo que pasó, a las 10pm, enmudecimos de temor. VOX se erigía como la gran ganadora en las elecciones andaluzas, no por ser la fuerza política más votada, sino por  lograr entrar en las instituciones siendo una fuerza de ultraderecha. Parafraseando un dicho popular español: “esto, desde Franco, no pasaba.” VOX ha entrado por esa ventana de oportunidad de la que hablamos hace meses y hay más. VOX es la fuerza política que tiene la llave para la conformación de un gobierno en Andalucía, la Comunidad Autónoma más grande de España. La suma de las derechas (PP, Cs, VOX) cuenta con los números que la coalición de izquierdas (Adelante Andalucía) y el PSOE andaluz no tienen.

¿Qué es VOX y cómo ha logrado estos resultados?

VOX no es un partido nuevo. Nació en 2013 y su líder, Santiago Abascal, cuenta con  trayectoria política. Más precisamente, es un exmilitante, ex concejal y ex presidente de las juventudes del Partido Popular. De “outsider”, nada. Fue incluso reconocido en su momento por el mismísimo José María Aznar que hoy apadrina al nuevo Secretario General del PP, Pablo Casado. Dicho de otro modo: el PP no es ajeno a esta versión extremista y ultra de sí mismos, pero ahora, en lugar de dentro, la tienen al lado y como una fuerza empoderada con la que pactar supone hipotecarse políticamente. No es casual que el 75% de votantes de VOX vinieran del Partido Popular.

Lo importante aquí, ojo, es anotar la responsabilidad que tienen las derechas en el crecimiento de VOX. Hace meses ya hablábamos de las prácticas de extremizar el discurso político por parte del PP y Cs. No sólo nunca fueron capaces de llamar a VOX “fascistas” o de denunciar sus posturas contra las mujeres (quieren acabar con la ley que nos protege de la violencia machista) o contra la Memoria Histórica (quieren abolir la Ley de Memoria Histórica y defienden que el franquismo no fue una dictadura), sino que, una vez conocidos los resultados electorales, no han perdido el tiempo en señalar que podrían pactar e incluso gobernar con ellos. Esta es sin duda, una evidencia de la responsabilidad de las derechas en el crecimiento de la ultraderecha, pero hay más y tal vez es un tema todavía más crucial: PP y Cs han compartido exactamente la misma agenda discursiva de VOX durante la campaña electoral: inmigración, Cataluña y “cambio”.

Pero, ¿acaso el “cambio” puede ser protagonizado desde las derechas? 
Para responder a esta pregunta es preciso entender Andalucía. Se trata de la comunidad autónoma en la que ha gobernado durante 36 años el PSOE. El continuismo, por tanto, viene de la mano del partido político que, a nivel estatal, representa cambio con respecto al PP. Pero, hay más. El PSOE en Andalucía no es de izquierdas. Este es, tal vez, uno de los aspectos más importantes a considerar en la lectura de la desmovilización del votante progresista que ha sido el gran enemigo del PSOE en estas elecciones. Creer que el PSOE andaluz es de izquierdas o que Andalucía ha sido “bastión de las izquierdas” es no entender la misma configuración del PSOE como partido político español. El PSOE andaluz es el PSOE de Susana Díaz, quien fue la artífice intelectual, y después opositora en las primarias, del corte de cabeza a Pedro Sánchez como Secretario General, para garantizar así una investidura de Mariano Rajoy y las derechas en el Gobierno de España. El PSOE de Susana Díaz, es el ala derechista de un partido que tiene como proyecto político la mantención del régimen. El PSOE de Susana Díaz es el que apostó por un pacto con Cs, abrazando el plan de gobierno de estos últimos, en lugar de apostar por una coalición progresista como la que logró echar hace unos meses a Rajoy del Gobierno. El PSOE de Susana Díaz es, y esto es fundamental, el partido que más duramente ha aplicado las medidas de recortes y austeridad contra los andaluces y andaluzas durante 36 años. ¿Se entiende ahora por qué el “cambio” se vincula a echarla del Gobierno andaluz?

De ahí que PP, Cs y VOX asumieran la bandera del “cambio” aunque, para ello, en ningún momento presentaran ninguna alternativa ni para Andalucía en términos de proyecto político, ni para resolver las demandas andaluzas como lo son el paro, la violencia machista, la calidad de los servicios públicos, etc. ¿Cómo es posible que sin hablar de estos temas fundamentales hayan logrado los resultados que les permita aliarse y formar gobierno?

No puedo evitar señalar cierto halo de oportunidad para las fuerzas progresistas y de cambio real, poniendo sobre la mesa proyectos políticos. Al final del día, VOX, PP y Cs ofrecen el mismo proyecto que el PSOE de Susana Díaz, con sus matices más hacia la derecha, pero con su economía exactamente igual. 

Decía que hay una oportunidad y, si algo me quedó claro en el lunes post-electoral, ya con la resaca de las alarmas y racionalizando la preocupación de quienes nos consideramos demócratas, es que, aunque la fórmula parezca “vieja”, según algunos opinólogos, no hay mejor ni más eficaz opción que parar el avance de la ultraderecha desde la alternativa popular que propone un horizonte de país y no sólo la respuesta defensiva a los falsos discursos que instala la derecha. Ver las calles de Sevilla, Granada y Málaga llenas de jóvenes que, en menos de 24 horas, salieron a la calle a marchar contra el fascismo nos señala el camino.

En España, el 15M demostró estar por delante de sus instituciones y de sus representantes políticos. El 8M, las mujeres volvieron a liderar el proceso de cambio y se pusieron a la vanguardia, nuevamente, de sus cargos públicos y sus políticos. Frente a la irrupción de la ultraderecha toca una ciudadanía movilizada que sepa señalar al adversario y evidencia esa mayoría que ya existe en España y que no puede volver a quedarse en casa en una elección pues nos jugamos, nada menos, que el futuro. 

La irrupción de VOX hace que la amenaza que recorre Europa, se haga concreta y corpórea en España que deja de ser una excepción, pero sigue contando con una ciudadanía politizada que ya está diciendo fuerte y claro que no quiere una monarquía corrupta y es vanguardia de una nueva república. Esta fuerza social y política, que estuvo unida desde la heterogeneidad en la moción de censura para echar al PP corrupto de las instituciones, es tal vez la única y mejor oportunidad en España. Es esta mayoría social que esta tarde (ayer) llenó las calles andaluzas en respuesta al fascismo, la verdadera excepcionalidad española. Y esa excepcionalidad da esperanza en un contexto que, sin ella, sería oscuridad y pasado.

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