La guerra comercial de Trump: ¿Qué debe hacer el Perú?

Tras la victoria de Donald Trump pocos creían posible la ejecución de sus propuestas hechas en campaña. Sin embargo, el presidente estadounidense rompió los esquemas y empezó a aplicar medidas restrictivas al comercio internacional. El ejemplo más resaltante es el arancel impuesto al aluminio (10%) y acero (25%) para México, Canadá y Europa. 

La guerra comercial iniciada por el presidente de los Estados Unidos ofrece posibilidades de reconfiguración internacional, que el Perú podría o no aprovechar. Para ello, es necesario conocer sus características y las posibles repercusiones de su acentuación. En las siguientes líneas les presentamos un resumen de la conferencia magistral brindada por Oscar Ugarteche, peruano radicado en México, Salomón Lerner Ghitis, Aída García Naranjo y Ana Romero.  

La exportación de Estados Unidos
Según el investigador Oscar Ugarteche, las acciones de Trump tienen cabida razonable. Debido al déficit comercial que arrastra su país desde décadas pasadas. En concreto, Estados Unidos ya no produce lo suficiente, exporta menos e importa más. Entonces, ¿por qué ya no exporta? Los precios de los productos que el país del norte produce no pueden competir con los bajos precios que vienen de Europa y Asia (China en su mayoría), algunos de los productos son fabricados con capitales estadounidenses en dichos países. 

La tasa de inversión estadounidense
Desde los años 90´ los capitales norteamericanos llegan a Asia y América Latina buscando pagar menos dólares por los salarios. La migración de los capitales estadounidenses a otros partes del mundo dio como resultado el decrecimiento de la tasa de interés. Para compensar la productividad y darle más rentabilidad a las empresas, hay una tendencia a bajar los impuestos a las corporaciones. Trump ha decretado una reducción del 30% al 15% de impuestos. 

Estados Unidos mantiene un gasto público que oscila en el 24%, que no corresponde con el ingreso por impuestos de las corporaciones. ¿De dónde sale la recaudación necesaria para cubrir el gasto público? Pues de las clases medias, quienes están inconformes (y con razón) por los altos impuestos que pagan.  

Los Tratados de Libre Comercio 
La estructura exportadora e importadora de EE.UU. con América Latina funciona comprando en la cuenca del Caribe y vendiendo en los dos grandes mercados (Brasil y México). La cuenca del Caribe le da a Estados Unidos mano de obra barata y los grandes mercados le dan clase media con capacidad adquisitiva. Para hacer esto posible se firmaron los Tratados de Libre Comercio. 

A estados unidos no le conviene alterar los tratados de libre comercio, puesto que se rompe el mapa de seguridad comercial que respalda su existencia como potencia económica. 

“Colocar a Estados Unidos primero” 
Entonces, si EE.UU. tiene problemas de productividad, exportación e inversión interna: ¿cuál es el motor de la economía estadounidense? Para Oscar Ugarteche, la respuesta a esta pregunta está en la lógica de militarizar al mundo. Durante años, Estados Unidos se dio cuenta que podía usar a la guerra como un negocio. 

El negocio militar consiste en hacer creer, al mundo, que otros países amenazan la paz norteamericana. La lógica de la guerra no se traduce (necesariamente) en una ofensiva que involucre al mundo entero sino, en que los países tengan un gasto militar considerable dentro de sus presupuestos nacionales. 

El problema de crecimiento, productividad y tasa de inversión que mantiene EE.UU. pone en el discurso político de Donald Trump “colocar a EE.UU. primero”. El radicalismo nacionalista de los norteamericanos nos recuerda a los nacionalistas alemanes de la segunda guerra mundial. La segregación de mexicanos y sudamericanos que alienta el gobierno republicano nos hace pensar, cada vez más en una estrategia económica a nivel local (en América del Sur) para que nuestros compatriotas no tengan que emigrar buscando mejores ingresos para poder vivir. 

Perú, país de oportunidades 
Para el ex primer ministro, Salomón Lerner Ghitis, el nuevo escenario internacional se visualiza como: la desnaturalización del neoliberalismo. El paradigma del libre mercado sin regulación de los Estados se resquebraja y entra a una crisis iniciada por uno de sus principales defensores, Estados Unidos de Norte América. 

En este contexto internacional el Perú puede presentarse como una oportunidad de inversión para los países que quieran comerciar con Norteamérica, ya que nuestro país mantiene un Tratado de Libre Comercio. La llegada de inversiones internacionales generaría más puestos de trabajo formal, que el Perú puede aprovechar. Al mismo tiempo y como medida contundente de desarrollo el Estado peruano debe buscar mayor actividad de las fuerzas productivas, identificación de mercados nacionales, que parten con la conectividad de las tres regiones más importantes del país, retomar los proyectos de agroindustrias y recuperar nuestros recursos naturales.

Integración Regional 
La educadora Aída García Naranjo, ex presidenta de ALADI (Asociación Latinoamericana de Integración), asegura que la salida para América Latina frente a la guerra comercial es la articulación en un solo bloque comercial. Es decir, “la integración regional para terminar la relación subordinada que sostenemos con EE.UU.”. 

América Latina tiene solo un 17% de comercio interno, se logró incrementar a un 19%; mientras en Europa el comercio intracontinental es de un 50% aprox. y en Asia es del 70% aprox. La idea es que los porcentajes de comercio interno de América Latina se incrementen para consolidarnos como bloque comercial que esté exento de guerras, como territorios de paz. 

El proteccionismo tecnológico
Como último punto el ingeniero industrial Salomón Lerner G. nos invita a pensar en los inventos tecnológicos como nuevo punto de apoyo para Estados Unidos en la guerra comercial que ha emprendido contra China. 

La empresa ZNT se ha convertido en el símbolo de la guerra comercial. La corporación China fabricante de “smartphones” paró operaciones después de la restricción impuesta por EE.UU., que bloqueó la venta de chips y componentes ópticos, tecnología necesaria para la fabricación de “celulares inteligentes”. La empresa China ya tenía como precedente un informe en el Congreso de los Estados Unidos, donde se advertía del “peligro” de tener en su país a una empresa con capitales del Estado chino.  
El ejemplo de ZNT da cuenta de cómo sería una guerra tecnológica entre Estados Unidos y China, donde las empresas del país asiático tienen mucho que perder. 

En conclusión, la guerra comercial emprendida por el país del norte refleja una tendencia de crecimiento y acentuación de contradicciones, donde las alianzas internacionales pueden cambiar drásticamente. Ahora tenemos a un Trump en conversaciones con Vladímir Putin; mientras se aleja cada día más del pacto con Europa. ¿Qué papel puede dar Latinoamérica dentro de este juego comercial? La respuesta es, hoy, un debate abierto para las sociedades de industrias, gobiernos y sociedad civil Latinoamericana. 

 

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