El otoño de las políticas antidrogas*

Por: 

Nadege Porta (1)

Las propuestas de política de lucha contra las drogas siguen siendo insuficientes y deficientes. Esto se debe a que el foco se encuentra en el sistema represivo, en lugar del propositivo. Una vez más, se está avanzando por el camino equivocado y ello termina siendo costoso para todos. Una reforma en esta materia resulta urgente. Presentamos un conjunto de eventos y documentos ocurridos y aparecidos en estos días que dan cuenta de esta situación.

El mes de marzo ha llegado y con él la lista de eventos cruciales relacionados con la problemática del Tráfico Internacional de Drogas: La semana pasada, empezó la LVI Sesión de la Comisión de Narcóticos en Viena que es el cuerpo político responsable del desarrollo de las políticas sobre drogas ilícitas. En el año 2009, la Comisión lanzó una Declaración Política acompañada de un Plan de Acción donde se describe la actual situación mundial de las drogas, desarrolla estrategias y propone medidas para luchar contra este problema.

Este evento suele ser muy político, dejando poco margen a los Estados para presentar estrategias alternativas en relación con el problema de drogas. Por suerte, la sesión toma en consideración las opiniones de las ONGs activas en el problema de drogas, que tienen la libertad de alejarse del paradigma de la prohibición y de la guerra contra las drogas, a fin de subrayar la importancia de la proporcionalidad y del respeto de los derechos humanos.

La publicación del Informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, hace eco de la LVI sesión de la Comisión de Narcotráficos en Viena. Esta junta tiene un rol cuasi-judicial para realizar los objetivos de las convenciones del control de las drogas y fue creada en la Convención sobre Estupefacientes de 1961. Su principal tarea es controlar el trabajo de los gobiernos para prevenir esta situación y analizar las fallas dentro de los sistemas de control nacionales.

El reporte publicado por la junta es siempre controversial porque promueve una visión aún más represiva que los otros cuerpos relacionadas con el problema de la droga de la ONU. Su visión inquietante pone en peligro el equilibrio y el respecto de los Derechos Humanos.

Asimismo, el International Narcotics Control Strategy Report, proviene del Departamento de Estado norteamericano, y está relacionado al “Foreign Assistance Act”. Es un resumen de la política represiva de la guerra antidrogas seguida, tradicionalmente, por los gobiernos de Estados-Unidos. Refleja un conjunto de desproporcionalidad y guerra contra las drogas y violaciones graves a los Derechos Humanos. La agenda del informe se alinea con el sistema de las convenciones  de control de la droga de la ONU y sigue la misma dirección.

Estudio de la OEA sobre Políticas de Drogas

En abril del 2012, los mandatarios de la VI Cumbre de las Américas encargaron a la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas que explore alternativas a la política actual contra las drogas. Esta comisión reunió y consultó a grupos de expertos para establecer líneas de trabajo que ayudarían a considerar el problema de fondo y revisar las políticas de control de drogas. Se entiende que va a presentar sus resultados en la próxima reunión de la Asamblea General de la OEA en Guatemala (del 4 al 6 de junio de 2013). Un ejemplo del trabajo de un grupo de expertos consultados se puede descargar en la página web del CIDDH. La única cosa que podemos esperar es que este evento aporte  resultados carentes de contenido, tal y como lo han hecho otras reuniones internacionales.

Conclusión

Se hace difícil entender la política actual en materia de Drogas, nos encontramos en un mundo en pleno movimiento, iniciativas, propuestas de alternativas, y se notan algunos estados valientes y ambiciosos, pero la dirección oficial no cambia, En este sentido, las iniciativas que buscan un cambio en materia de políticas públicas relacionadas con el tema de drogas y narcotráfico se quedan cortas en un escenario internacional en el cual predomina una precaria concepción que hasta ahora no ha producido resultados eficaces, efectivos y mensurables.

Tampoco podemos dejar de mencionar la enorme presión sobre las “ovejas negras” que se expresa en varios reportes oficiales tradicionalistas. Esto ocurre porque muy pocas autoridades están dispuestas a cambiar ni una coma de un sistema costoso, ineficaz, y que vulnera los Derechos Humanos de las personas que más necesitan el apoyo de la Comunidad Internacional. Lo central del asunto reside en un tema de interés nacional que, más allá de mostrar argumentos sostenibles para hallar soluciones prácticas, busca obtener un falso nivel de credibilidad en diversas plataformas regionales y mundiales a fin de sustentar su ideología y sus cuantiosas inversiones que la respaldan.

¡Qué tristeza que darse cuenta que el mes de marzo, donde se supone que deben caerse las hojas viejas, sea una ocasión más para conservar las hojas de un sistema violento y desproporcional!

1Maestría en derecho penal e internacional de la Universidad de Friburgo, estudiante de doctorado en ciencias políticas PUCP.

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