El caso Nadine y la irracionalidad política

Quienes quisieron lapidar en corto tiempo a Nadine Heredia más bien terminaron haciéndole un favor. Después de ser nombrada funcionaria de la FAO, la exprimera dama viajó a Suiza cumpliendo con las formalidades legales. Bastó que se difundiera su foto embarcándose en el aeropuerto para que sus rivales políticos empiecen a hablar de fuga a pesar de que no tenía impedimento de salida del país.

Que los actores políticos que se han declarado enemigos de Nadine Heredia y del expresidente Ollanta Humala se pronuncien en ese tono, es hasta cierto punto comprensible; sin embargo, resulta sorprendente la reacción del gobierno a través del presidente Pedro Pablo Kuczynski y el premier Fernando Zavala, así como de la cancillería, que mostrando ligereza en su análisis se pronunciaron cuestionando al Poder Judicial y amenazando al organismo internacional con retirar a su representante si no desisten de contratar a Heredia.
Pasada la tempestad de la salida de Nadine Heredia llegó el momento de reflexión y los juristas empezaron a enmendar la plana a los políticos. La exprimera dama no tenía impedimento de salida, no era citada al ministerio público por ese caso desde hace un año y cumpliendo con las reglas de conducta dio aviso de su salida del país e incluso informó de su nuevo trabajo al juez y al fiscal que ven su caso.

La audiencia solicitada por la defensa de Nadine Heredia para que se le permita dejar su huella biométrica en la embajada peruana en Suiza, de pronto se convirtió en una audiencia para decidir su prisión preventiva ante un pedido del fiscal que hizo el mismo día de la audiencia.

Antes de eso el premier Zavala, sin conocer el proceso, llamó la atención al juez Carhuancho por no haber impedido la salida del país de Nadine Heredia. La cancillería envió una nota de protesta a la FAO por la contratación acusando a ese organismo de interferencia en los procesos judiciales y el Congreso hizo su parte enviando una carta a la FAO pidiendo que desista de la contratación.

Frente a estos pronunciamientos, el juez Carhuancho que no hizo ninguna objeción cuando fue informado por la misma Nadine Heredia de su viaje, decidió conminarla a que regrese en un plazo de diez días y rechazó el pedido del fiscal que en su momento no pidió la ampliación del impedimento de salida, pero ante la presión decidió plantear la prisión efectiva.
Mientras se cumplía el plazo dado por el magistrado, los pronunciamientos políticos fueron de todos los calibres. Los fujimoristas, cuya lideresa (Keiko) tiene varios familiares prófugos de la justicia y su máximo líder (Alberto Fujimori) fugó del país cuando ejercía la presidencia de la República, fueron los más recalcitrantes en su reclamo para exigir el regreso de Nadine Heredia.

Finalmente la exprimera dama regresó antes de que se cumpla el plazo de 10 días dado por el magistrado y la FAO emitió un pronunciamiento informando que Heredia Alarcón es funcionaria de ese organismo y le da permiso para que pueda viajar al Perú las veces que sea necesario ante los requerimientos judiciales, dejando en claro que respeta la presunción de inocencia y que a la fecha no hay ninguna sentencia contra Heredia.

El relato de los hechos no pretende una defensa de Nadine Heredia, quien es investigada judicialmente y si es que se determina que ha cometido algún ilícito debe ser sancionada de acuerdo a ley; pero es necesario destacar la injerencia política (persecución) y la facilidad con que la justicia se doblega ante la presión mediática.

El mismo presidente Pedro Pablo Kuczynski ha sido claro en afirmar que estamos ante una crisis en el sistema de justicia y ha pedido públicamente que se cambie a los miembros del Consejo de la Magistratura pues no eligen correctamente a los magistrados; sin embargo, en este caso, el mismo PPK ha sido partícipe de la injerencia que tanto daño le hace a la justicia y que ahora pretende ser negada por todos los que se pronunciaron sin tener conocimiento real del proceso.

Ver al fujimorista Becerril asegurar ante los medios de comunicación que Nadine Heredia no es funcionaria de la FAO pese que este organismo emitió un pronunciamiento diciendo todo lo contrario, muestra la degradación a la que se puede llegar cuando el odio traspasa el racionamiento en nuestros políticos. Si el caso hubiera sido manejado solo en el ámbito judicial quizás Nadine no hubiera regresado sonriendo.

 

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