Bolivia todavía no sufre tanto el fin del súper ciclo

Por: 

Carlos Monge

Venezuela y Ecuador -países muy dependientes de la exportación de hidrocarburos- venden su petróleo en los mercados internacionales y están sujetos al vaivén de la demanda y de los precios. Habiendo caído el precio del petróleo en un 50% desde mediados del 2014 a la fecha y estando endeudados con préstamos pagaderos en petróleo, ambos países experimentan hoy una brusca caída en sus ingresos públicos. Pero no es este el caso de Bolivia, país también muy dependiente de sus exportaciones al Brasil y Argentina.

Bolivia exporta su gas a hacia el Brasil y Argentina a través de ductos cuya inversión supuso la negociación de una modalidad de determinación de los precios del gas que resultan atados a los promedios trimestrales de una canasta de precios internacionales de ciertas “gasolinas”.

De esta manera, aunque el petróleo ha caído un 50% en los mercados globales, el precio de venta del gas de Bolivia a Argentina y Brasil ha bajado solamente en un 20%. Seguirá bajando, y Bolivia sufrirá los impactos negativos, pero el bajón no será tan brusco. Además, Bolivia puso en marcha plantas de separación de líquidos que antes se enviaban a Brasil y Argentina muy bajo precio junto con el gas, pero que ahora se venden por separado a mucho mejor precio.

Finalmente, Bolivia espera compensar la caída de los precios aumentando sus volúmenes de venta gracias a la puesta en producción de los nuevos yacimientos de Incahuasi y esperan también poner en producción en el 2016 los nuevos mega- campos de Azero y Huacareta, que reemplazaran a los campos de San Alberto y Margarita que están ya en proceso de agotamiento.

En suma, la caída del precio del petróleo en el mercado internacional afecta a Bolivia, pero los mecanismos de fijación de precios de exportación a Brasil y Argentina y la generación de nuevos ingresos por la venta de líquidos de gas amortiguan el golpe. Y se espera también un aumento en los volúmenes de exportación gracias a los nuevos mega-campos.

Por otro lado, en el marco de la Ley de Autonomías, el Gobierno de Bolivia ha abierto un debate nacional en torno a un nuevo Pacto Fiscal. Varias organizaciones de la sociedad civil –agrupadas en el Pacto por un Buen Gobierno- han presentado una propuesta de Pacto Fiscal que no se limita a un nuevo reparto de la renta extractiva, sino que abre también el debate sobre las fuentes de esa renta publica, generando la oportunidad de una discusión de fondo sobre temas como diversificación económica y reforma tributaria.

Es el momento de abordar estos temas. Ojala abran el debate. Ojala no esperen a una crisis como la Venezolana para recién entonces hacerlo.

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