¿Es la economía, estúpido?

Por: 

Fernando de la Flor A.

En la reciente celebración de la Cumbre de las Américas realizada en Panamá, el presidente de Haití fue recibido izándosele la bandera de Canadá – no de su país – y cuando le correspondió agradecer la bienvenida el micrófono no tenía audio.

Increíble – y cómico (para no decir patético) al mismo tiempo – que siendo Panamá vecino de Haití, se hayan cometido tan incomprensibles errores.

Algo semejante me está ocurriendo a mí con las cifras y la situación de la economía en el país. Tengo una mezcla entre cómica y patética – en síntesis, increíble – acerca de cómo estamos desde el punto de vista económico y, principalmente, qué nos espera con el vaticinio de “los especialistas”.

Hay quienes sostienen que estamos próximos a una severa crisis, casi en vísperas de una hecatombe, cercanos a un fenómeno que bien haríamos en dejar de imaginarnos.
 
Los medios de comunicación masiva – los diarios, los canales de televisión, la radio – son portavoces, cotidianamente, de “sesudos análisis”, “elaborados diagnósticos”, “pronósticos desalentadores”, en voces “reconocidas”, “autorizadas”, “indiscutibles”. Todas aquellas que antes auguraban lo mismo, pero sin que se produzca. Se trata de aquellos “generales” que jamás ganaron una guerra (en realidad, nunca combatieron siquiera) y que explican las cosas después de que sucedieron.
 
Hay un intenso debate sobre cuánto creceremos este año 2015. Algo semejante a lo que sucedió el año pasado: corrían apuestas sobre si llegábamos o no al 2%, 3%, 4%. Al final, resultó siendo 2.8%. Nadie acertó.
 
Tengo alguna edad, he pasado todas las crisis serias del país desde la mitad del siglo pasado, las de verdad, aquellas que ocurrieron, que no fueron inventadas ni resultado del azar: la del cambio del sol al inti (tres ceros menos), al inti millón (tres ceros más eliminados) y del nuevo sol (tres más); en total, he visto circular por mis manos tres monedas diferentes y he visto perder nueve (ojo – nueve) ceros a cada billete. Lo que antes costaba como uno, mañana cuesta como un millón (nueve ceros más). ¿Increíble, patético, cómico? No, realidad. Como lo que sucedió en Panamá con el presidente de Haití.
 
¡¡ Es la economía, estúpido,¡¡ fue el eslogan con el cual Bill Clinton le ganó la presidencia de los Estados Unidos a Bush padre. Fue una magistral operación política en la que la situación económica ocupó el centro de la preocupación de los norteamericanos.
 
No soy economista (ni quisiera serlo), pero algo entiendo por los momentos que me ha tocado vivir en el país, como a toda mi generación.
 
Al tiempo de escuchar las peroratas engoladas de algunos “profesionales” del desaliento y otros “exhaustivos economistas” del vaticinio adverso, he leído –con cuidado – y he escuchado – con mucha atención – a otros profesionales, serios –ellos sí–, quienes han señalado que la actual desaceleración económica (el año pasado se redujeron las exportaciones en alrededor de diez mil millones de dólares), básicamente (no digo exclusivamente), se explica por la caída en el precio de nuestros principales productos de exportación. Se ha dicho –creo que con razón – que la época del crecimiento del 8% anual de varios años pasados, originado por el notable precio internacional de nuestras materias primas y el intenso crecimiento de la China, no volverá, cuando menos por un buen tiempo. Pero eso –se ha agregado, también, creo que con razón – no significa que nuestra economía esté convaleciente, que tengamos una crisis de proporciones en ciernes, que estamos a la vuelta de una catástrofe, como se anda anunciando, con bastante superficialidad y no menos mala intención, amplificándose por los medios “concentrados” de comunicación masiva.
 
Recientemente, el Fondo Monetario Internacional (FMI), aquella institución en la que los “profetas” del desastre económico del país quisieran estar trabajando, acaba de señalar que el Perú tendrá un crecimiento positivo, aunque bajo, este año 2015 (alrededor del 3.8%), explicado básicamente por la reducción de los precios de los minerales en el mundo, pero dicha situación – estima el mismo FMI – será temporal, pues augura un crecimiento de aproximadamente 5% para el año 2016, liderando las proyecciones para América del Sur. 
 
Me he atrevido a escribir estas líneas porque pocas veces he asistido a tal cantidad de explicaciones distorsionadas, medias verdades, anticipos deliberadamente equívocos como los que vengo escuchando y leyendo, reiteradamente (concentradamente diría mejor), acerca de la actual situación económica del país. No hay día en que no se especule sobre la cifra de crecimiento de este año. Por eso he puesto interrogante al eslogan.
 
¿Y acaso no se sostiene que Humala lo único que ha hecho en lo económico es mantener el sistema, no cambiar nada, seguir en piloto automático?
 
Hay, entonces, una cuestión increíble, entre patética y cómica, acerca de la economía del Perú, tal cual sucedió recientemente en el aeropuerto de Panamá. 
 
¿Es la economía, estúpido?

 

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